La oportunidad de resarcirse | Atlético Nacional vs Medellín
Segundo clásico del semestre, primero de Bodmer y la oportunidad -una más de varias desaprovechadas a lo largo del torneo- que tiene Atlético Nacional de demostrarse a sí mismo su potencial. Un potencial que, en el clásico de hace un mes, el técnico de turno se encargó de atar en pies y manos, llevando al equipo a una expresión futbolística mínima, desconocida para la grandeza de este club y reprobada por los hinchas que en este tipo de partidos siempre quieren otra propuesta.
No se trata ni de irse al ataque desaforadamente, ni tampoco de encerrarse como quien se sabe inferior para evitar a toda costa un castigo que cree merecer. Se trata del equilibrio que pregonó Bodmer en su primera conferencia de prensa, con un equipo de carácter y sin complejos que le impidan fluir por el camino que lo lleve la pelota. Reencontrarse con un Nacional propositivo y contundente debe ser una prioridad para el cuerpo técnico, idea que por lo menos aparece en el discurso y ahora tendrá que llevar a la práctica.
El nuevo estratega tiene por delante un debut complejo por la presión propia de lo que está en juego: volver a ganar el duelo regional y llegar anticipadamente a las semifinales tratando de recomponer un camino del que no se tiene norte hace rato. Prueba de fuego de entrada para que demuestre de lo que está hecho e intente ratificar las cualidades que tanto le alaban quienes han seguido de cerca todo su proceso, todo bajo la proporción adecuada para quién apenas lleva cinco días en el cargo. No se espera un giro de 180 grados, pero sí que el ángulo empiece a moverse.
Al hincha de Nacional y más en un momento como el que atraviesa la institución de total desconexión, se le empieza a seducir desde lo deportivo regresando a la base que lo hizo grande. Ganar jugando bien en el clásico sería un primer ladrillo en esa reconstrucción de confianza e ilusión que hoy se encuentra en ruinas por un dolor genuino e irreprochable que carga el que más siente los colores. Evidentemente hay problemas mucho más profundos y complejos pendientes por solucionar, pero en medio de la tormenta, un rayo de sol nunca cae mal.